A continuación, el texto completo del mensaje de los obispos:
En este tiempo de Navidad, nuestro Señor Jesucristo ha querido llamar a la casa del Padre a nuestro querido hermano y pastor Benedicto XVI.
En 2013 cuando reconocía no tener fuerzas para seguir llevando adelante el ministerio pretino, señaló que en el futuro quería seguir sirviendo “de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria”. Y así lo hizo, pues desde entonces -como lo ha señalado el papa Francisco- el papa emérito estuvo en silencio sosteniendo a la Iglesia.
El dolor por la partida de este padre y pastor, nos conmueve a todos. Pero con la convicción que “Dios es amor”, como nos recordó en su primera carta encíclica, somos animados en la esperanza y gratitud al Señor por la vida y magisterio de Benedicto XVI. Sin duda sus escritos y profundidad intelectual, lo sitúan además como uno de los grandes teólogos de la Iglesia, que tuvo un destacado aporte en el Concilio Vaticano II. Con una gran visión, el futuro papa Benedicto, escribió en su juventud que la Iglesia se haría más pequeña, humilde y auténtica en búsqueda de lo esencial. Una realidad que hoy buscamos vivir con la certeza de que es la centralidad de Jesucristo la que debe guiar nuestros pasos.
Si bien no visitó Chile como pontífice, si conoció nuestro país en 1988 en su rol de Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En dicha ocasión se reunió con pobladores y comunidades cristianas de base, quedando impresionado por la labor de la Iglesia en los sectores más pobres del país. En encuentro con académicos y estudiantes de la U. Católica abordó sus inquietudes respecto a la Doctrina Social de la Iglesia, el concepto de pecado social y la dignidad del hombre. Oportunidad en la que también bendijo e inauguró la sede de la Escuela de Formación Profesional de Cáritas Chile, ENAC.
Además, recordamos el hermoso regalo de la imagen de la “Virgen del Carmen Misionera” que nos hizo llegar con motivo del Bicentenario de la Patria y que recorrió todas las diócesis, comenzando por las comunidades más afectadas por el terremoto de febrero de 2010. Ese providencial obsequio fue un bálsamo de compañía para tantas personas, en medio del sufrimiento.
Por eso hoy los obispos de Chile agradecemos al Dios de la vida por el paso entre nosotros de su hijo Joseph Ratzinger, que por intercesión del Espíritu Santo llegó a ser Pastor universal de la Iglesia. En estos días en que acompañaremos su velatorio a la distancia, invitamos a todo el Pueblo de Dios que peregrina en Chile y a todas las personas de buena voluntad a unirnos en oración por Benedicto XVI, encomendando su alma a la Santísima Virgen María. Cada diócesis en el país determinará la forma de unirse en estos días a las oraciones de la Iglesia universal por el Papa emérito, además de orar juntos en las misas de este domingo primero de enero.
Fuente: www.iglesia.cl